Totó ngi’wa
Generador de ruido bucal de piedra gris


Figura 1. Foto de la Pieza Cat. 100 en su estado actual.

Roberto Velázquez Cabrera y Blas Román Castellón Huerta
Instituto Virtual de Investigación Tlapitzcalzin

(Borrador consultivo en proceso de afinación)
Primera versión, 10 de septiembre de 2007. Ultima versión, 11 septiembre 2007.

Introducción y antecedentes.

El objeto de este documento es dar a conocer los resultados del análisis de un extraordinario generador de ruido bucal de piedra gris (Figura 1) que fue encontrado cerca de la comunidad de San Juan Raya, localizada al sureste de Puebla, por Blas Castellón Huerta, investigador de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En 2004, este generador de ruido fue dado a conocer en la red mundial en un documento de hipertexto del Totó de mármol (1) con otro de serpentina que no se ha examinado acústicamente. La pieza 100 no se había examinado bien porque estaba cubierto de arcilla, pero su morfología y hoyos sonoros bicónicos indicaban que podía haber producido sonidos. Los generadores de ruido antiguos y sus antecedentes arqueológicos y etnológicos también se han dado a conocer en Internet y en eventos académicos internacionales (2, 3 y 4). El 6 de julio de 2007 se pudo limpiar y constatar que puede producir los sonidos característicos de esta familia singular de generadores de ruido mexicanos. Este tipo de sonador fue designado como Totó, porque así llaman los popolocas1 a los silbatos, pero su designación y uso originales se perdieron en el pasado remoto. Los pueblos de esa zona se llaman a si mismos ngi’wi2, pero su origen remoto también se desconoce. Estos generadores de ruido bucales líticos ya no eran conocidos o usados ni siquiera en los pueblos cercanos al lugar de su descubrimiento y no se habían identificado ni se han incluido en las clasificaciones tipológicas de objetos arqueológicos ni en la literatura del México Antiguo. Ese diseño indica que los ngi’wi usaban tecnologías sonoras tan especiales que ni los especialistas en bienes arqueológicos los habían reconocido. La información de la región, de su arqueología y etnicidad se incluyen en la tesis doctoral de Cuthá de Castellón (5) y en su Informe de la Temporada de 2003 (3). Como ya se dieron a conocer los antecedentes y propiedades de estos singulares generadores de ruido líticos (1), a continuación se proporciona la información y datos particulares encontrados de la pieza examinada, con contenido y formato de una monografía mínima que debería tener cualquier sonador antiguo rescatado.

Información y datos relevantes.

Pieza: Cat. 100. En la Figura 2 se muestra la pieza limpiada y catalogada. El 6 de julio de 2007, fue eliminado el resto de arcilla que aun tenía el interior de la ranura. En la Figura 3 se muestra su estado ya limpia, pero aun húmeda.

Proyecto: Pertenece al acervo de bienes rescatados en el Proyecto Arqueológico Valle Zapotitlán Salinas.

Localización actual: Oficina de Castellón en la DEA del INA.

Origen: Sitio Z-91 Agua el Burro. Zona San Juan Raya, Municipio de Zapotitlán Salinas. Coordenadas (GPS 59) 650914E; 2026604N (ver el sitio en el mapa topográfico de la zona con sitios arqueológicos localizados Figura 4) (3). La zona se incluye en la Carta Topográfica del INEGI 1:50,000, Tehuacan E14B75. En la red se puede ver (el mapa de la zona de Zapotitlán. La región de Zapotitlán es semiárida y hay una gran diversidad de cactáceas. Aun mantienen la producción de sal y la extracción y trabajo en piedras como el mármol y el onix. En la zona de San Juan Raya abundan los fósiles.

Información disponible del sitio: Z91 Agua el Burro II. La información fue obtenida de exploración de la superficial de la zona del proyecto (3). Este sitio parece ser continuación del anterior, siguiendo la margen sur del Río Zapotitlán en dirección al oeste. Se encuentra a 500 m. del paraje "Agua el Burro". Igual que el anterior, las bajadas de agua hacia el río, han erosionado el relieve, dejando al descubierto una gran cantidad de tiestos, aunque también han destruido las casas que aquí existían. No obstante se puede apreciar que la densidad de casas habitación era muy grande, tal vez más de 30 a 50 casas en un área de solo una hectárea. Las casas se encontraban sobre terrazas habitacionales, algunas de las cuales aún se observan en su sitio. Estas terrazas tienen más de 100 m. de largo con una orientación de 5° - 185° y descienden en dirección este al lado del río Zapotitlán en número de más de 20, con una distancia de entre 10 y 20 m. sobre una pendiente de 20° aproximadamente. Lo que se aprecia son vestigios de varias épocas, principalmente del Clásico y del Postclásico. Entre los fragmentos cerámicos se encuentran anaranjado delgado (cajetes con decoración incisa), cerámica ñuiñe con diseños esgrafiados en forma de petate, formas compuestas, ollas de anaranjado delgado burdo, etc. Del periodo Postclásico se encuentra tipos aztecas negro sobre rojo, y fragmentos de anaranjado alisado. Las casas están destruidas, pero se observan restos de fogones formados con cuatro piedras, y algunos hornos de pequeño tamaño, asociados a cerámica del Clásico, por lo cual tomamos una muestra de carbón para fechamiento.

Procedencia: Recolectado en superficie (15 de julio de 2003) en una planicie de 1632 m con área estimada de 10,000 m2.

Temporalidad: La antigüedad de la pieza 100 no se puede estimar bien, por su recolección de superficie. Castellón ha estimado dos periodos para el sitio popoloca Z-91 (3): Clásico (400-800 d.C.) y Posclásico (1200 – 1550 d.C.). En la zona habitaron o confluyeron diversos pueblos, incluyendo algunos muy antiguos. Para el sitio arqueológico importante mas cercano, Castellón comenta: “El sitio Cuthá presenta una larga historia que data del Formativo, pero su surgimiento como centro político se inicia desde mediados del periodo Clásico (500 d.C.) en adelante. Su momento de apogeo se encuentra entre 650 a 950 d.C. que corresponde al periodo de máximo de construcción en el sitio”. Hay indicios de que el origen de tipo de tecnología sonora lítica especializada pueden ser de mayor antigüedad que el estimado para Agua el Burro II, ya que se han encontrado en sitios bien fechados de fases anteriores como uno Ñudee del Cerro de las Minas Huajuapan (7) y 6 toneladas de “ilmenitas multiperforadas” de San Lorenzo, Veracruz, zona de influencia olmeca (9). Es interesante comentar que en una visita a la zona Antonio Porcayo Michelini me mostró un sitio cercano al Z-91, localizado a un lado del camino de terrecería a San Juan Raya, con restos de cerámica superficial con tipo de influencia olmeca. La actividad agrícola en la zona es muy antigua, ya que han encontrado que en el valle de Tehuacan se cultivaba maíz desde hace aproximadamente 4,600 años. Las actividades de la recolección y caza pudieron ser mas antiguas y aun subsisten en algunas zonas rurales.

Material: Es de piedra color gris (HUEY 5Y6/1 Gray, del "Munsell Soil Color Chart"). Su tipo aun no se determina. Es de estructura granular fino y de cierta dureza, ya que las paredes laterales de la ranura son delgadas, mismas que son difíciles de hacer y perdurar en piedras muy blandas.

Decoración y superficie: Sin decoración visible. Superficie un poco erosionada sin trazas visibles claras de los cortes lapidarios, posiblemente por su exposición durante siglos a los efectos del clima y de la intemperie y por haber sido alisadas sus superficies externas.

Dimensiones y morfología (milímetros): generales máximas: Largo 53, ancho 41 y alto 9. Se asemeja a un paralelepípedo aplanado pero no es regular, ya que sus lados son convexos. El largo del frente (lado de la ranura) es de 43. Organológicas: Largo de la ranura 43. La ranura cubre todo el frente y su profundidad máxima en el centro es de 6. Diámetros externos de los hoyos sonoros 6. Diámetro interior de los hoyos sonoros 3. Distancia del frente al centro de los hoyos sonoros 7.5.

Construcción original: Se desconoce. Modelos experimentales similares se pueden hacer con herramientas de corte y abrasivos modernos en menos de una hora. Usando herramientas manuales y agua como refrigerante, se pueden cortar y perforar con arena o puntas de piedra mas duras que la que se va a cortar. Por ejemplo, con cuarzo se pueden perforar la mayoría de las piedras que son de dureza menos a 7 (en la escala de Mohs). Con obsidiana se pueden cortar y perforar piedras de dureza menor a 5 como el mármol, la serpentina, el onix, la calcita, etc. Los hoyos bicónicos de la pieza 100 muestran irregularidades en la superficie interior de los cortes lapidarios y los hoyos no son exactamente cónicos o circulares, lo que indica que el final de su perforación se pudo hacer con una o varias puntas de piedra irregulares, en lugar de un cortador de piedra cónico regular. En la Figura 5 se muestra el detalle de una de las perforaciones laterales y en la Figura 6 se pueden ver los detalles de la superficie, una perforación y la ranura del mecanismo sonoro. Si se identifica el tipo de piedra y se consigue una pieza del material en bruto se puede experimentar sobre su posible construcción. El procedimiento de construcción general de este tipo de artefactos sonoros ya se ha experimentado, pero un examen microscópico de las superficies de la ranura y perforaciones pudiera dar pistas sobre los materiales usados.

Operación: Se opera dentro de la boca como se muestra en la Figura 7. Se puede excitar en forma simple y compleja. Por ejemplo, se puede excitar con vocalizaciones y operar con un resonador variable formado con las manos en el exterior de la boca, así como con obturaciones con la lengua periódicas sobre el hoyo sonoro inferior.

Grabación digital. El 7 de septiembre de 2007 se grabaron los sonidos que puede producir la pieza (en formato mp3 a una tasa de muestreo de 44 KHz).

Componentes espectrales de los sonidos grabados: Se muestran en un espectrograma obtenido con el programa Gram de Richard Horne. Las frecuencias fuertes de la cresta fundamental se generan entre 1 y 6 K Hz lo que origina su impacto sonoro. La señal tiene mucho ruido en todo el espectro audible. Puede producir algunos sonidos de alta intensidad, pero eso no es sencillo de lograr.

Presión sonora 93 dBb, medida con un sonómetro (o decibelímetro) a un metro y 0 grados)

Máxima potencia acústica radiada equivalente 0.025 Watts
Se estimó con las ecuaciones 1 y 2, expresadas en formato de MS Excel:
I = + (10 ^-12) * 10 ^ (dB/10)             (1)
W = 4 * PI() * I                                      (2)
Dónde,
I = intensidad del sonido (W/m2)
dB = intensidad de la presión sonora
PI = 3.1416....
W = potencia acústica radiada (Watts)

Usos originales: Se desconocen. Posiblemente, su uso pudo ser de tipo onomatopéyico, para simular sonidos o voces de animales y de fenómenos de la naturaleza como los del viento. Pueden producir señales para comunicaciones, pero no a distancias largas. Falta analizar los sonidos de los animales de la zona, para ver posibles similitudes con los de los generadores de ruido bucales. La fauna de la zona debió ser muy rica en el pasado remoto, ya que se han encontrado hasta huellas de pisadas de dinosaurios fechadas para el Cretácico inferior (65 a 110 millones de años). La fauna de la zona se han venido extinguiendo o alejando, últimamente por la deforestación y como consecuencia de la construcción de carreteras y mayor afluencia de población y visitantes, pero aun existen diversas variedades de animales a los que se les podría analizar los sonidos que producen. Una corcholata de refresco o cerveza aplanada, doblada y perforada se usaba hasta hace medio siglo en los medios rurales para propósitos de comunicaciones y señales entre cerros y como juguete. Otro diseño similar en metal y plástico, que se ha comercializado en el exterior, se usa para controlar perros pastores a distancia. Ahora hay terapias sonoras que usan ruido y batimentos. Algunas de estas técnicas sonoras se han comercializado para producir efectos de tipo psicodélicos o alucinógenos.

Relaciones con otros generadores de ruido bucales: Lo más notorio y relevante de la morfología de la pieza 100 es que las dimensiones de los hoyos sonoros bicónicos son similares a los de la serpentina. El largo del frente es igual que el de mármol y el grueso de los tres generadores de ruido también es similar. Eso indica que los maestros que hicieron esos artefactos utilizaban una tecnología lítica especializada muy similar, para hacer la estructura básica de esos mecanismos sonoros, lo que puede indicar que pertenecían a un mismo centro artesanal o, al menos los maestros lapidarios, tuvieron cierta comunicación técnica entre ellos y los que usaban esos generadores de ruido, ya que producen sonidos similares. El sitio Z56 Terrazas Paso del Coyote es del mismo Valle en que se encontró el generador de ruido de mármol y está como a seis kilómetros del Z91, en la misma zona cercana a San Juan Raya en que encontraron los otros dos generadores de ruido similares, uno de serpentina y uno de piedra mas oscura que se perdió. Esos descubrimientos indican que los artefactos líticos sonoros eran muy usados en esa zona popoloca, aunque es posible que haya otros en zonas cercanas. Gonzalo Sánchez encontró un dibujo de otro generador de ruido bucal de piedra de morfología muy similar en un informe de archivo sobre el contexto de un entierro bien determinado del sitio en el Cerro de las Minas, Huajuapan, Oaxaca que fue dado a conocer por Gregory Pereira en un artículo (7). Sus dimensiones aproximadas son 4 x 2.5 x 1 cm y corresponde a una Fase Ñudee (300 a.C.- 200 d.C.) que varios siglos anterior a la del Sitio popoloca Z-91. No se ha encontrado en las bodegas para ser analizado, aunque ya se han construido y analizado sus modelos experimentales. Es posible que esta extraordinaria tecnología sonora lítica se haya extendido a otras fases y regiones del México Antiguo. Pereira informó que Fernando González Zozaya incluye en su tesis de arqueología (8) un dibujo de un artefacto similar de piedra que fue encontrado en un contexto descontextualizado de entierros en San Juan del Río Querétaro, pero tampoco se ha podido analizar directamente. Se cree que los posibles generadores de ruido bucales de piedra más antiguos que se han encontrado en un contexto arqueológico son los “artefactos multiperforados de ilmenita” de San Lorenzo, ya que su origen estimado es del Preclásico (de hace más de 3,000 años). La mayor cantidad de ellas fueron encontradas y dadas a conocer por Ann Cypers y Anna di Castro (9). Esas ilmenitas son muy importantes, ya que constituyen los objetos líticos antiguos trabajados por el hombre con una morfología similar que se han encontrado en la mayor cantidad enterradas en un sitio arqueológico (cerca de 6 toneladas en la zona de influencia olmeca). A pesar de su importancia y el material especial con que fueron construidas (principalmente oxido de fierro y titanio) no se han examinado a fondo como obras líticas ni sus posibles propiedades acústicas. Sus propiedades sonoras sólo se han confirmado y analizado en el estudio de una pieza de ilmenita similar que fue encontrada casualmente en la oficina del finado Francisco Beverido Pereau en 2000. También se han venido estudiando las huellas de corte en sus superficies, sus posibles procedimientos de construcción y las herramientas y materiales que se pudieron usar.

Recomendaciones

1. Determinar el tipo de piedra de la pieza 100 examinada.
2. Es posible analizar microscópicamente sus superficies, para saber algo más de su posible construcción, pero la erosión pudo eliminar los rastros de los cortes superficiales originales.
3. Se pueden hacer experimentos, para conocer el alcance en distancia de los sonidos.
4. Es necesario analizar sonidos de los animales de la zona, para ver si hay similitudes con los que genera la pieza 100.
5. Analizar y dar a conocer los estudios de los demás generadores de ruido del México Antiguo que se han recuperado.

Notas

1. El término popoloca es del náhuatl y significa “extranjero” o “bárbaro”. En ese sentido lo emplearon los cronistas como Sahagún. Y a así lo traducen la mayoría de los lingüistas, de acuerdo a Castellón (6).
2. Para los pueblos de la zona popolocas, chochos, chuchones e ixcatecos, ngi’wa significa “los de nuestra casa”; “los que hablan nuestra lengua, según Rivas (10).

Bibliografía

  1. Velázquez Cabrera, Roberto, Porcayo Michelini, Antonio y Miranda, Pedro. Totó de mármol de San Juan Raya, Puebla. 2004.
  2. Velázquez Cabrera, Roberto. Mexican Noise Generators. Conferencia para la Primera Sesión Sobre Acústica de Instrumentos Sonoros Antiguos. Cancún, México. Diciembre 2002 de la 1ra Reunión Pan-Americana/Ibérica de Acústica, Cancún, 2-6 diciembre 2002.
  3. Velázquez Cabrera, Roberto. Ancient Noise Generators. 4th Symposium of the International Study Group on Music Archaeology at Monastery Michaelstein, 19-26 September 2004. En Hickmann, E, Both A. y Eichman R. Studien zur Musikarchäologie V, Orient-Archäologie 20. Rahden/Westf. PP 255-272.

  4. Velázquez Cabrera, Roberto. Generadores de Ruido Antiguos. Revista electrónica de la Universidad de Guadalajara. Una copia abierta se puede consultar en un servidor de la Universidad Autónoma del Estado de México. (href="http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/730/73000408.pdf)
  5. Castellón Huerta, Blas Román. Proyecto Arqueológico Valle de Zapotitlán Salinas, Puebla, Informe de Temporada 2003. pp 15 y 16.
  6. Castellón Huerta, Blas Román. Cuthá, Zapotitlán Salinas, Puebla, Arqueología y Etnocidad en el Área Popoloca, Tesis doctoral, UNAM, 2000. p. 429 y 438.
  7. Pereira, Gregory. Trois sépultures Nudée au Cerro de las Minas (Huajuapan, Oaxaca). Apport des observations osteologiques dans letude des pratiques funeraires. TRACE: Travaux et Recherches dans Amériques du Centre. No spécial: Arqueología, México, 1992. 21. pp 56-65.
  8. González Zozaya, Fernando. Muerte y ritualidad funeraria en entierros y ofrendas. El caso del Barrio de la Cruz, San Juan del Río, Querétaro, Tesis profesional de arqueología de la ENAH. 2003.
  9. Cyphers, Ann y di Castro, Anna. Los artefactos multiperforados de ilmenite en San Lorenzo. Arqueología, Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH/Segunda época, 16, Julio-diciembre. 1966.
  10. Rivas Castro. Francisco. La importancia del maguey como planta útil en las comunidades gi’wa del sureste de Puebla: Reyes Metzontla y Santiago Acatepec. En La Alfarería de Los Reyes Mezontla: pasado, Presente y Futuro. 2006. p 43.