Resonadores manuales*

Silbato globular en forma de tortuga con un obturador tonal.

Roberto Velázquez Cabrera
Instituto Virtual de Investigación Tlapitzcalzin

Documento consultivo. Primera versión: 27 de marzo de 2009. Última versión 19 de septiembre de 2011.

* Lo manual de los resonadores antiguos parece obvio, pero no había sido mencionado con anteriodad por otros investigadores. A lo obvio no siempre se le da la importancia que tiene. Los comentarios del documento se obtuvieron como resultado de haber trabajado con ellos manualmente, al construirlos, probarlos, tocarlos y analizarlos, durante más de una década. El documento fue solicitado por Xachitl Quintero, para publicarse en una revista sobre trabajos manuales.

La mayoría de los resonadores antiguos (que llaman silbatos, flautas, ocarinas, etc.) son un buen ejemplo de la importancia que tenían las manos en la tecnología y el arte del pasado remoto, cuando los objetos elaborados eran diseñados, construido y usados de acuerdo a las características físicas y capacidades básicas de los seres humanos. Se cree que con el uso de las manos, para utilizar y transformar los materiales de la naturaleza, se inició el desarrollo cultural humano. Las manos fueron las primeras y las principales herramientas aprovechadas por el hombre, debido a que los primeros objetos construidos se hacían manualmente como sucedía con los trabajados en barro o arcilla. El inicio del trabajo manual con material cerámico, como su modelado, se remonta al pasado muy remoto, mucho antes de que los humanos descubrieran la forma de encender el fuego, ya que el barro húmedo puede endurecerse un poco si se expone un tiempo al sol, como aun se hace con los adobes de algunas casas rurales.

En el campo sonoro, no se sabe cuando se hicieron y usaron los primeros resonadores, ni siquiera si fueron de barro, ya que han existido diversos materiales orgánicos naturales globulares perforados (como semillas, cáscaras y frutas secas) o tubulares (carrizo, hueso, etc.) que pueden funcionar bien como resonadores al ser excitados con insuflaciones para producir sonidos fuertes (ver silbato hecho de macadamia perforada y ya sin la nuez interna. Los primeros resonadores de barro pudieron ser similares a los de materiales orgánicos, pero pudieron imitarse modelándolos con los dedos y las manos y luego taparse con una cubierta o perforse con un palito picudo. La dimensión de la mayoría de los resonadores antiguos es pequeña, muy relacionada con la escala de las manos humanas, con las que fueron construidos y operados. Es interesante señalar que la dimensión reducida de la mayoría de los silbatos hechos de barro, como los que pudieron hacerse con la punta de un dedo (ver resonador globular moldeado en un dedo con arcilla húmeda), tiene importancia en la efectividad de su función sustantiva acústica, ya que puede generar sonidos de alto impacto auditivo en los humanos en distancias cercanas o tener un alcance sonoro a distancias considerables, lo que se origina por la altura de sus frecuencias fundamentales (F0) que es cercana al nivel de la máxima sensibilidad auditiva de los humanos (alrededor de 3 KHz). Los sonidos de un resonador sencillo, como un silbato, de esa tesitura pueden escucharse bien, aun cuando se toca junto a cualquier orquesta o grupo musical completo tocando todos sus instrumentos a máxima potencia. La dimensión manual de los resonadores mexicanos tiene otras ventajas importantes, ya que son más fáciles o sencillos de hacer, requieren de menor cantidad de material, menor tiempo de horneado y combustible (cuando se tienen que quemar como los hechos de barro) y son fáciles de almacenar y transportar, ya que no ocupan mucho espacio. El contar con pocos obturadores tonales, como los que pueden operarse con los dedos de una mano, permite que la intensidad de los sonidos (en dB) se genere en un nivel parejo en toda la escala o escalera de frecuencias del resonador, lo que ha podido comprobarse con modelos experimentales de resonadores antiguos bien hechos.

Experimentalmente, ya se ha probado y mostrado que todos los resonadores antiguos pudieron y debieron ser hechos con las manos y materiales disponibles en la naturaleza, aun los más duros como los extraordinarios mexicanos de materiales líticos.

La dimensión de los resonadores antiguos también se escogió, para que pudieran sostenerse con seguridad y operarse fácilmente con las manos y los dedos humanos. La principal característica de la gran mayoría de ellos es que son ergonómicos, y otra es su facilidad operativa manual. Los llamados silbatos operan sin o con pocas perforaciones tonales. La mayoría de los resonadores tubulares como las flautas del México antiguo, que se hacían de varios materiales (como carrizo, hueso, barro, etc), tienen cuatro o menos perforaciones tonales, por lo que pueden sostenerse y tocarse con una mano y sus cinco dedos, lo que deja una mano libre para operar otro instrumento (como un tamborcito) o artefacto al mismo tiempo (ver flauta con cuatro obturadores y una flor en el frente). Si se usan las dos manos, la operación de un resonador de cuatro perforaciones tonales es más sencilla y fácil. Se sabe que el número cuatro era muy importantes en nuestras culturas antiguas, ya que se usaba para designar varios conceptos de su cultura y mitología como los rumbos geográficos, los colores, los vientos, etc. Cualquier resonador de cerámica se asocia a los cuatro elementos naturales básicos de las culturas antiguas como la tierra (barro o arcilla), el agua (que se requiere para que sea plástica la pasta), el fuego (que se requiere para cocer el barro) y el aire (que se usa para producir los sonidos). Con un resonador de cuatro obturadores digitables pueden generarse sonidos de, al menos, cinco frecuencias fundamentales o tónicas básicas. Sin embargo, aun hoy, los operadores hábiles pueden producir una gran cantidad de sonidos con resonadores de pocos obturadores tonales, como los llamados Voladores de Papantla, que con su flautita abierta de sólo dos perforaciones tonales, pueden generar varias decenas de sonecitos, que pueden tocar sobre un tronco a decenas de metros del suelo y bailando con un tamborcito.

Los dedos de las manos se usaron para contar y, aun ahora, nuestro sistema numérico decimal tiene diez dígitos.

Los resonadores de barro bien cocido no se afectan mucho por los fenómenos y elementos climáticos naturales, como las variaciones de humedad y temperatura, por lo que han podido subsistir inalterables por milenios, cuando no se golpean o presionan mucho, mas allá de lo requerido para su operación manual. El barro es el material de la naturaleza mas versátil que puede trabajarse manualmente y hasta con herramientas, ya que húmedo puede moldearse, modelarse e inyectarse, hasta en forma líquida, con mucha precisión y delicadeza, seco y cocido puede ser desbastado, lijado, esgrafiado, pulido, bruñdo, pintado, etc., como ningún otro material conocido. Eso se origina, en parte, porque la arcilla sedimentaria es el material mineral natural de mayor finura que existe en la tierra, ya que la dimensión de sus partículas puede ser del orden de las micras y hasta de los nanómetros.

Hay otros resonadores que no son muy conocidos y pueden producir sonidos continuos, similares a los de algunos animales como los pájaros, porque tienen ranuras en lugar de perforaciones tonales, mismas que también se operan y varían gradualmente con los dedos humanos (ver flauta con ranura, decorada con un pajarito azul en el extremo distal. Otros son los extraordinarios generadores de ruido antiguos , que fueron hechos en varios materiales como barro, hueso y roca (ver modelo de generador de ruido bucal con cara de jaguar), que pueden generar sonidos y ruidos muy semejantes a rugidos de otros animales y algunos fenómenos de la naturaleza como los del aire y las tormentas, cuyas frecuencias pueden variarse si en el exterior y a la salida del aire, se forma un resonador adicional con las manos que puede ser variable en volumen (ver modelo de silbato de la muerte).

Es importante señalar que las manos no operan solas, funcionan integradas al resto del cuerpo humano y son inseparables hasta de los gustos, costumbres e ideologías.

Los que creen que la música mexicana antigua era simple, como los que desprecian los resonadores antiguos, como las flautas mexicanas, diciendo que eran pentáfonas (que tocaban solo cinco sonidos), parecen ignorar las ventajas y situaciones culturales comentadas arriba. Los flautistas que prefieren los resonadores tubulares (ya no usan instrumentos globulares) contemporáneos, parece que desconocen sus principales desventajas, aunque también se operan con las manos (ver modelo de resonador globular con cuatro obturadores tonales u "ocarina"). En los últimos siglos, ha habido avances tecnológicos en el diseño y la construcción de los resonadores, como los que fueron traídos de fuera y se tocan el la música occidental actual. Sin embargo, en su gran mayoría son de dimensiones mayores que los antiguos, requieren de mayor material para su construcción, no son sencillos de hacer, ya que ahora la mayoría se fabrica con maquinas o herramientas industriales, sus sonidos tienen menor impacto auditivo, tiene que sostenerse y operarse con las dos manos, por lo que un operador sólo puede tocar un instrumento y, algunos, son hasta difíciles de guardar y transportar, como la tuba. El órgano antiguo, ni siquiera puede moverse de su sitio. El principal material usado para construir los mejores resonadores tubulares es la madera, pero no dura mucho, por ser perecedero, ya que se afecta mucho por la humedad del aire de la insuflación humana. Para poder producir una serie más amplia de notas, los resonadores tienen que ser largos y no siempre son sencillos de operar, ya que algunos requieren hasta de mecanismos adicionales, como las llaves metálicas. La limitante acústica más importante es que los resonadores musicales largos como algunas flautas de pico actuales es que no pueden (o es difícil que puedan) producir sonidos de intensidad pareja en toda su extensión tonal, ya que los flautistas tienen que compensar esa deficiencia variando la presión/velocidad del aire de insuflación. El deseo de tocar una serie amplia de notas, se origina en el individualismo de los operadores de etnocentricidad occidental, ya que quieren tocar solos una gama amplia de melodías. Hasta hace poco, cuando no había amplificadores electrónicos, en la música las flautas se tocaban individualmente, cuando los demás instrumentos de las orquestas estaban callados, ya que algunos de ellos (y todos en conjunto) han sido de mayor potencia acústica y los sonidos menos fuertes de las flautas no podían escucharse bien.

El aprovechamiento completo de todas las capacidades de los resonadores antiguos requiere de la utilización de otros órganos humanos, en adición a las manos, como los de su aparato fonador, ya que pueden excitarse con toda la gama, variedad y complejidad de sonidos que puede generar como las vocalizaciones y los fonemas del habla y hasta ruidos especiales como los que parecen rugidos. O sea, si un resonador se excita en forma simple o plana, como sucede con la mayoría de la música melódica actual, los sonidos producidos son simples y casi planos, pero si la entrada del aire es compleja los sonidos generados pueden ser muy complejos.

Se ha visto que los efectos más desconocidos y complejos se producen cuando los resonadores antiguos se tocan en un conjunto de dos o más de ellos al mismo tiempo, excitados y operados con un grupo de sistemas fonadores y manos humanas. Los resonadores más simples, aun sin obturadores tonales, pueden tocar cualquier conjunto o serie de notas, si se dispone de ellos en la cantidad y con las dimensiones necesarias. El instrumento musical venido del exterior que produce la serie mas amplia de notas es el órgano, mismo que tiene un conjunto de silbatos tubulares que producen notas individuales, pero aun en este caso las manos humanas seleccionan los sonidos producidos al oprimir las teclas que abren las compuertas del aire de excitación.

Para mostrar un ejemplo de que los gustos culturales influyen en la forma de operar y usar los instrumentos y, por lo tanto, influir en los sonidos buscados, se puede mencionar la afinación de los instrumentos musicales actuales, con la escala temperada usando el diapasón de la nota La igual a 440 Hz, que se ha establecido recientemente como estándar con objeto de que los sonidos no produzcan batimentos o desarmonías musicales, cuando se generan notas iguales por dos o mas instrumentos tocados al mismo tiempo. En el pasado, esas mismas desarmonías fueron buscadas y producidas con toda intención, ya que se ha experimentado que hasta dos silbatos tocados al mismo tiempo, operados manualmente y variando sus frecuencias con los dedos o los labios, pueden producir batimentos infrasónicos con efectos especiales en los humanos (ver silbato doble, que genera dos sonidos un de altura constante y otro continuo y variable en el tiempo ). Otro ejemplo es el ruido, que ahora normalmente se considera indeseable en la música llamada culta, pero en el pasado se producía con toda intención, con resonadores manuales especiales, para imitar sonidos de los seres y fenómenos su entorno natural y hasta de su mitología.

Sin el uso de las manos, los resonadores son muy sencillos funcionalmente, ya que sólo pueden producir una sóla nota o sonido como la de un silbato simple sin obturadores. Cualquier resonador de pico, antiguo o contemporáneo, produce una nota dada con una digitación fija y funciona como un silbato simple, si se excita con corrientes de aire de velocidad o presión constantes.

Como conclusión, puede afirmarse que las manos son los instrumentos que han permitido o ayudado a generar la música de todos los tiempos y culturas milenarias, así como los demás sonidos antiguos que han sido generados por los humanos con resonadores manuales. Aun la gran mayoría del resto de los instrumentos musicales antiguos y actuales se operan con las manos, hasta los que usan tecnología desarrollada recientemente como los electrónicos que tienen teclas u obturadores tonales. Hasta para reproducir los sonidos que han sido grabados es necesario usar las manos o los dedos, para encender los aparatos electrónicos y/o seleccionar las pistas a tocar. Sin las manos, nuestra capacidad acústica se limita bastante, ya que sin ellas sólo podemos producir sonidos con nuestro sistema fonador natural y con golpes de los pies con o sin calzado. Por ello, se cree que en el inicio la música más antigua (o la protomúsica) tenía ese tipo de sonidos elementales como los gritos y silbidos con sonidos percutidos rítmicos. Después, con las voces pudieron crearse los cantos y, con el uso de las manos para construir y operar los artefactos e instrumentos sonoros, pudo inventarse la música antigua y actual.