Silbatos zapotecos: avances de investigación
Silbato zapoteco. Museo de las Culturas de Oaxaca
(No. de catálogo CMROA 1006)
Gonzalo Sánchez
Aerófonos Zapotecos
Escuela Nacional de Música-UNAM
Instituto Virtual de Investigación
Tlapitzcaltzin
Última versión, 22 de abril de
2003
Introducción
Los antiguos zapotecos consideraban
al búho o tecolote como ave mensajera del inframundo. A través de un estudio
etnomusicológico, se ha podido descubrir que un grupo de silbatos procedentes de
excavaciones arqueológicas, sobre todo de Monte Albán, reproducen el canto de
dicha ave. Esta similitud en el sonido puede verificarse no sólo al momento de
escuchar el artefacto, sino que a través del análisis acústico se ha podido
demostrar, que en efecto el sonido de los silbatos cubren exactamente el mismo
rango de frecuencias que el del canto del búho. Además, se le agrega el hecho de
que gran parte de los silbatos fueron encontrados en contextos mortuorios; por
lo que estaríamos hablando de artefactos sonoros de uso ritual. Este trabajo
forma parte del Proyecto Silbatos Zapotecos de la Época Clásica que el
autor desarrolla actualmente gracias al apoyo del Fondo Estatal para la
Cultura y las Artes del Estado de Oaxaca.
Entre los materiales
arqueológicos pertenecientes a la cultura zapoteca del Valle de Oaxaca, es común
encontrar objetos que fueron utilizados para la producción de sonidos, es decir,
artefactos sonoros; y de manera más concreta aerófonos también conocidos como
instrumentos de viento. Dentro de esta categoría, los silbatos se distinguen por
ser artefactos sonoros que no cuentan con orificos para cambiar la altura del
sonido. Los silbatos que aquí se presentan corresponden a la cultura zapoteca
del período Clásico (350-800 d. C) y que en la cronología del Valle de Oaxaca se
le denomina época Monte Albán IIIA y IIIB-IV.
Morfología de los
silbatos
De acuerdo a los artefactos analizados, se pueden establecer las
siguientes características organológicas:
Silbatos globulares con
tocado (Figura 1
). Estos consisten en una cámara resonadora globular, casi esférica (Figura
2 ), sin obturadores u hoyos para modificar la altura (Figura
3 ); con embocadura al pastillaje o de listón. Esta embocadura se
localiza en la parte posterior del artefacto (Figura
4 ). El silbato se sostiene por tres soportes, dos de los cuales se asemejan
a las patas de un ave; en algunos casos la embocadura sirve de soporte. En la
parte superior de la cámara llevan un tocado, que en la mayoría de las veces se
trata de las fauces abiertas de un reptil, posiblemente una serpiente, con un
mosaico laminado a su alrededor. Karl Taube ha identificado este tocado con la
representación de la Xiucoatl o serpiente de guerra, un ícono presente en
Teotihuacan y en la zona Maya (Taube, 1992)y que en la iconografía zapoteca su
equivalente sería el Xicani. Alfonso Caso identificó a estos aerófonos
como la representación del búho o tecolote con cabeza antropomorfa (1952:
167).
Sonido
de silbato globular.wav
Silbatos semiesféricos (Figura
5) Se trata de un silbato que se encuentra en la parte posterior de la
figura de un personaje (Figura
6), posiblemente un sacerdote ricamente ataviado. La cámara resonadora
consiste en una especie de media esfera (Figura
7); la embocadura está constituida por un aeroducto que difiere del caso
anterior porque el aeroducto es de forma tubular o cónica (Figura
8). En este tipo de silbatos tampoco se cuenta con obturadores. El personaje
representado viste con una capa, en su cabeza porta un tocado que en algunas
ocasiones también se trata de la serpiente de guerra.
Sonido
de silbato semiesférico.wav
Tipos de pasta
Los tipos de
pasta que se han podido identificar, de acuerdo a la clasificación de Caso,
Bernal y Acosta y a lo propuesto por Martínez López y Winter (1994: 68); son las
siguientes:
- Pasta gris
- Pasta café
En algunos de los ejemplares se
han podido detectar decoraciones como pintura roja, posiblemente
cinabrio.
Contextos arqueológicos
Los silbatos están asociados
a contextos mortuorios como tumbas o entierros (Caso y Bernal, 1952). En la
bodega del ex convento de Cuilapan hay un buen número de fragmentos de silbatos,
la mayoría de ellos encontrados como material de relleno o en basureros de Monte
Albán, aunque también se han localizado en asociación con entierros humanos como
ofrendas en las tumbas o fosas (Martínez López y Winter, 1995:
7-8
Análisis acústico
Para llevar a cabo el análisis acústico
se empleo la ecuación de los resonadores de Helmholtz:
Ecuación
de Helmholtz:
F= (1700/PI)* RAÍZ(S/((L+0.7*D)*V)),
donde:
F=
frecuencia, en ciclos / segundo (Hertz)
V= volumen de la cámara resonadora
(cm3)
S= área de la sección de la boca (cm2)
L= espesor de la boca
(cm)
D= diámetro de la boca (cm)
1700= velocidad del
sonido/segundo.
PI= 3.1416
0.7= factor de corrección
RAÍZ= raíz
cuadrada (Kinsler, 1995: 297-300).
De esta forma, se pudo estimar
la frecuencia aproximada. Las frecuencias estimadas teóricamente son bastante
aproximadas a las reales que fueron medidas con los dos programas de computación
(Gram y Tune! It).
A través de los espectrogramas se ha
podido comprobar que efectivamente, los silbatos producen una sola frecuencia
fundamental (o mejor dicho un rango de frecuencias) con la presencia del primer
armónico. El espectrograma
1 corresponde al silbato globular Además, se pudo detectar la presencia de
ruido debido al diseño del aeroducto como puede verse en el espectrograma
2 del silbato semiesférico . Esto último no se debe interpretar como un
diseño primitivo o mal hecho; ya que no conocemos cuál era la intención original
de sus fabricantes.
Las frecuencias de estos silbatos se encuentran entre
270.4 y 1158.3 Hertz, esta diferencia esta dada por el volumen de la cámara
resonadora. Los sonidos se aproximan a las notas Do# índice 4 y Re
6 de la música actual, este dato debe considerarse simplemente como un punto de
referencia para tener una idea de la altura de los sonidos y no como un
parámetro para hacer comparaciones; por lo que no se pretende demostrar si está
afinado o no con el sistema temperado.
Se hicieron mediciones con un
Sonómetro y se estimó la potencia acústica radiada con las siguientes
formulas:
I=(10^-12)*10^(A2/10)
W= 4*PI()*I
y en
el caso de los Silbatos globulares dio como resultado 0.00032 wt y para los
Silbatos semiesféricos: 0.032. Como podrá notarse son poco audibles en un
escenario al aire libre y lo más indicado es que fueran tocados en lugares
cerrados.
Simbolismo
Los datos anteriores nos sirven para dar
una pauta en la interpretación. De esta forma se puede establecer que estos
aerófonos posiblemente fueron usados en ceremonias fúnebres (los silbatos rotos
pudieron haber sido "matados" con fines rituales) o como parte de una ofrenda
para los muertos. Por este motivo no debe parecernos gratuito que en su
decoración se emplee un color de gran carga simbólica como es el rojo asociado
al inframundo (Beyer, 1965: 487). La semejanza del búho o tecolote corresponde
no sólo en su morfología sino también en el sonido mismo que produce (de
frecuencias bajas). La especie más difundida en Oaxaca es la de Bubo
Virginianus (Rodrigo Álvarez: 229) conocido popularmente como búho o
tecolote cornudo (dam en zapoteco) Figura
9. Se hizo una comparación a través de espectrogramas entre los sonidos de
los Silbatos globulares y la grabación del canto
del búho . La similitud en el rango de frecuencias viene a confirmar que
dichos aerófonos imitan el canto del búho. Fig. 3.
En las culturas
indígenas se le considera a esta ave como mensajera del inframundo. Aun hoy en
día en algunas comunidades de Oaxaca se tiene la creencia de que el canto de
esta ave anuncia la muerte de alguna persona; por tal motivo es considerada como
de mal augurio. También se cree que estas aves son la representación de naguales
es decir, seres que se transforman en animales y tienen el poder de robar el
alma.
Según el padre Córdova (1942[1578]: 117) el Xicani
(representado en el tocado de los Silbatos globulares) se trata de un nigromante
o hechicero que practica la adivinación con los muertos. Éste ícono está
asociado a los juegos de pelota y a los ancestros prominentes. Al parecer se
trataban de miembros de la élite gobernante que proclamaban tener lo medios para
transformarse en seres sobrenaturales y así comunicarse con los ancestros. Los
silbatos serían la representación de estos personajes que a través del canto del
búho reforzaban la idea de una comunicación con el inframundo.
Estos
silbatos se hacían todavía en el siglo pasado. A principios del siglo XX
Frederick Starr se refería a la semejanza entre los silbatos antiguos y los
artesanales elaborados en San Bartolo Coyotepec. Todavía en los años 60 se
podían adquirir estos silbatos que en zapoteco se denominan dam guiú
(tecolote de tierra) y se consideraban como juguetes. La similitud entre estos
artefactos es muy aproximada; sin embargo no se puede hablar de que el uso y
función sean los mismos.
Conclusiones
Los silbatos que se han
estudiado, en un principio se creía que eran materiales poco interesantes. Sin
embargo, con los estudios realizados se ha descubierto cómo la cultura zapoteca
adoptó los sonidos de su entorno ecológico para atribuirles un significado, en
este caso mortuorio y sobrenatural, y reproducirlo con los materiales
disponibles, la arcilla. Obviamente la tesis de que los silbatos eran juguetes o
instrumentos para llamar a la gente, se viene abajo. Los silbatos son de uso
ritual como se ha visto tanto por los contextos arqueológicos como por los datos
de las fuentes etnohistóricas.
Este estudio preliminar da cuenta de la
diversidad temática de la Etnomusicología que actualmente se desarrolla en
México; y demuestra que es posible unir disciplinas con un objetivo
común.
Créditos
CONACULTA-INAH-MÉX. Las imágenes contenidas en
este artículo son reproducciones autorizadas por el Instituto Nacional de
Antropología e Historia. La figura 4 fue tomada de
www.owlspages.com
Agradecimientos
El autor agradece al director
del Centro INAH-Oaxaca, antropólogo Eduardo López Calzada, al museógrafo Jesús
Martínez Arvízu, director del Museo de las Culturas de Oaxaca. Ambos brindaron
las facilidades para tener acceso a los materiales arqueológicos.
Al jefe de
seguridad, sr. Pedro Tobías, al encargado de las colecciones del MCO, Ricardo
León y al resto del personal del propio museo, quienes amablemente han brindado
su colaboración en las visitas a la Bodega.
Referencias
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